El trapaso entre vida y muerte

La compañía Lasala, dirigida por Judith Argomaniz y muy conocida en el País Vasco, llega al Festival Madrid en Danza en la sala Cuarta Pared, siempre atenta a los nuevos lenguajes. En escena las cuatro bailarinas Paula Parra, Garazi Etxaburu, Miren Lizeaga y Leire Otamendi.

Lasala es una compañía de danza contemporánea nacida en el 2013. En casi 10 años de trayectoria, la compañía ha recibido numerosos premios (entre los cuales: Premio al Mejor Espectáculo callejero de Euskadi en Umore Azoka Leioa 2018 con el espectáculo Now; Primer premio y premio del público en el 19ème Concours Chorégraphique Contemporain Jeunes Compagnies – Les Synodales, Sens, France con el espectáculo Hooked y muchos más que se pueden ver en la página web de la compañia) y ha participado en muchos festivales y ferias en el territorio español. Apoyada por varias instituciones de relevancia en distintas ocasiones (Diputación Foral de Guipúzcoa- Dantzagunea, fundación Donostia 2016 en el programa Mugalariak, Gobierno Vasco en los años 2014, 2015, 2016, 2017), Lasala es seguramente una compañía valiente y de relevancia ya no solo del País Vasco pero nacional e internacional
En Dead, el intento de hablar del traspaso entre vida y muerte es sin duda un acto, un ritual conmovedor y honesto. Dead, gracias a una narradora presente, pero no imperante, nos lleva hacia un mundo sensorial y metafísico, hacia un lugar sin tiempo y sin espacio, donde se mezclan momentos de vida ya vividos, remordimientos, lamentos, intentos, deseos, en una estética muy naturalística.

Lo que vemos en el escenario parece permeado de Stanislavskij y Strasberg, aunque se trate de danza: la exposición de los miedos, de los traumas, de los momentos felices y atrevidos de las vidas de las mujeres son expuestos y evidentes, aunque se queden dentro de la cuarta pared. Por eso son mágicos y tan íntimos.
Aunque Dead necesite todavía evolucionar (algunas piezas de danza son demasiado largas, otras no del todo justificadas y con pequeñas imprecisiones) se percibe una buena escucha entre las bailarinas, a las cuales evidentemente no interesan ni los virtuosismos ni ser protagonistas respeto a las otras en solos de danza: no hay jerarquías, no hay papeles inferiores o superiores; todas están en escena al cien por cien desde el principio hasta al final. Entonces mientras hay un solo al centro del escenario, detrás hay algo que pasa, aunque parezca invisible.
Escenografía, diseño de iluminación y vestuario hacen sí que las escenas de danza sean muy fotográficas, estudiadas en detalle, cómo hace un fotógrafo que tiene que fotografiar posas. Este detalle si es tal vez excesivo e injustificado a nivel dramatúrgico y de contenidos, es de verdad muy bello estéticamente.
Muy emocionante además la espera de las almas al principio.

¿Están esperando ir al otro mundo, o están esperando nacer? No queda muy claro, la verdad, pero tampoco es la cosa más importante: estamos en un lugar imaginario, un mundo ilusorio, un mundo no presente en la cotidianidad.
Muy físico y conmovedor el solo de la almohada del cual salen pétalos de rosa. Es un truco visto muchas veces probablemente, pero en este caso está pensado y coreografiado en el mínimo detalle.

El espectáculo se representó, dentro del Festival Madrid en Danza
Teatro Cuarta Pared
Calle de Ercilla, 17, 28005 Madrid

Dead
dirección Judith Argomaniz
asistente de dirección Jaiotz Osa
dramaturgia Jaiotz Osa, Judith Argomaniz
texto Puy Barral
coreografía Judith Argomaniz en colaboración con las bailarinas
bailarinas Paula Parra, Garazi Etxaburu, Miren Lizeaga y Leire Otamendi.
voz Puy Barral
diseño de Iluminación Álvaro Estrada
diseño de Escenografía Xabier Mujika
diseño de Vestuario y confección Xabier Mujika
escenografía Oscar de la Paz
foto y vídeo ETANOWSKI
distribución Emilia Yagüe Producciones