Un drama burgués-proletario-realista

El espectáculo nominado en la XXIII Edición (2020) de los Premios Max a la Mejor Autoría Teatral y mejor obra del año según El Cultural, en escena en el Teatro de la Abadía es una tragicomedia realista, de encuesta y cómica. Un gran éxito en estilo típicamente castellano.

Tres hermanos (Raúl, Luis y Santos) se encuentran, casi por aburrimiento, casi por no saber a donde ir, en la casa de Germán, su primo desaparecido que no ven desde más o menos 20 años. El, al contrario que ellos que se quedaron en el pueblo, hizo un pelotazo económico convirtiéndose en un político conocido por toda España.

Vínculos familiares aparte del grande tema de la despoblación rural y de la corrupción:
no es éste el lugar para discutir todas las medidas y todas las políticas supuestamente innovadoras que han intentado mejorar una situación difícil,  sobre todo porque, a nivel de dramaturgia, el grande problema de la despoblación y de la corrupción en España parece casi un pretexto para examinar lo que hay detrás a estos dos grandes problemas.

El texto de Pablo Remón es entonces un análisis sobre el ser humano en sus vicisitudes familiares y de vida personal y laboral, más que un texto de encuesta política.
Aflora el problema de la corrupción, aflora el grande tema de la despoblación, pero ninguna de estas dos grandes cuestiones llena del todo la historia.

Los Mariachis se parece más a un análisis sobre la vida que fluye, que cambia (o no cambia) en dos clases sociales distintas. Por un lado un análisis de las dinámicas y de la vida cotidiana de los campesinos asalariados que tienen que ganarse la vida (aunque no se puede hablar de campesinos pobres y hambrientos, sino de una clase no bien definida que podemos acercar a la clase proletaria, pero que es difícil definir). Por el otro, los dramas y los remordimientos de un político de una clase, aquí también no muy bien definida, pero seguramente más privilegiada. Entonces se podría definir por un lado un drama proletario en las historias y el los personajes de los tres hermanos; por el otro, un drama burgués en la historia del padre de familia y político.
Todo pensado con mucha ligereza, no hay nada de demasiado político ni de demasiado cercano a una posición o a otra.

Se nota una neta congruencia entre las intenciones, los objetivos y todo lo que nos quiere contar el texto y la dirección de Remón, que no a caso es director de su mismo texto. Eso parece no permitir una interpretación ulterior del texto y de la dramaturgia , eso hace sí que los personajes parezcan no tener un subtexto, unas intenciones escondidas, unos secretos; a parte Germán, interpretado por Israel Galván, presente desde el principio en escena entre los bastidores. También el secreto de Germán y su suicidio son bastante previsibles desde el principio, pero Remón encuentra una manera entre el simbolista y romantica para poder llegar a descubrir el secreto y la consiguiente muerte: una llave olvidada del pasado que fue transmitida de generación a generación, una llave que no abrió nada por mucho tiempo y que en un momento inesperado, lo abre todo. Abre una valvúla de recuerdos, una espiral hacia el pasado, y permite a Germán de entender que lo único para vivir mejor es parar tu vida y no tener más remordimientos. Israel Elejalde consigue construir un personaje con secretos que no revela abiertamente y que pero son bastante evidentes a los ojos de todos, porque es un personaje que cada español (y no solamente español) puede reconocer.

Nada que decir sobre la interpretación de Luis Bermejo, Francisco Reyes, Emilio Tomé; caracterizas y naturales al mismo tiempo, realmente juegan como hermanos de pueblo en el escenario, y también interpretan otros personajes secundarios. Les creemos. Les creemos casi demasiado.

Escenografía minuciosamente y netamente realista: un huevo de avestruz en el centro del proscenio, a pocos centímetros de la primera fila. El implanto escenográfico es fundamental para la creación de todo ese imaginario de la España perdida, olvidada pero tán presente en nuestras vidas. El espectador no tiene mucha libertad y posibilidad de crear un imaginario suyo. Todo es presente, evidente en Los Mariachis, desde la escenografía hasta las historias contadas por los tres hermanos.

Objetos domésticos de épocas pasadas que ahora encontramos en los mercadillos de las grandes ciudades, cuadros polvorientos, los gin tonic en los bares de Madrid, los detalles contados por los tres hermanos sobre las fiestas y las peñas del pueblo, la vida de campo, la abisal distancia entre vida de pueblo y vida de ciudad, VIPS, demasiados abuelos y muy pocos niños.

Todo es evidentemente presente, y es justo ese factor que caracteriza el espectáculo.

El espectáculo se ha representado en el
Teatro de la Abadía
Calle de Fernández de los Ríos, 42 – Madrid

Los Mariachis
texto y dirección Pablo Remón
ayudante de dirección Raquel Alarcón
con Luis Bermejo, Israel Elejalde, Francisco Reyes, Emilio Tomé
producción Silvia Herreros de Tejada y Francisco Reyes
escenografía Monica Boromello
ayundante de escenografía Marta Martín-Sanz
producción de La_Abducción y Teatros del Canal con el apoyo de la Comunidad de Madrid