La incomunicabilidad en el XXI siglo enmascarada por democracia

Palabras enigmáticamente poéticas que esconden la incomunicabilidad humana en un espectáculo inequívocamente becketiano, representado en el Teatro de la Abadía en coproducción con el Teatro del Barrio. Texto y dirección de Pablo Rosal.

Hay algo de inequívocamente becketiano en Los que hablan, escrito y dirigido por Pablo Rosal y representado al Teatro de la Abadía en coproducción entre Teatro del Barrio.
Los actores Luis Bermejo y Malena Alterio interpretan dos tipos indefinidos y sin identidad precisa, ni se entiende el género y el vínculo de conocimiento entre los dos, pero no es esto lo que interesa, sino que hablan, hablan por hablar, sin un especifico objetivo, por lo menos aparentemente.
Luis Bermejo y Malena Alterio juegan con las palabras, con las pausas, con el ritmo: pasan de conversación común a conversación común ininterrumpidamente, interpretando cada vez tipologías de personas con las que que cada uno de nosotros ha tenido a que ver, o simplemente ha visto esperando el bus, o en la cola del supermercado, o en la mesa al lado tomando un aperitivo. Incluso, alguien de nosotros se podría reconocer en las historias que cuentan estos dos tipos indefinidos; alguien podría reconocerse o reconocer un amigo (o un enemigo) en estos dos personajes sin nombre ni identidad, que simplemente hablan con las palabras de los otros, hablan de todo y de nada, hablan porque tienen que hacerlo, hablan por hablar.

Si esta es la primera capa de interpretación – la más evidente y la más lógica en un texto del todo ilógico – hay que decir que, como en la mayoría de los textos de Beckett, detrás de la falta de lógica y de una historia, detrás de la ausencia de personajes definidos emocionalmente, detrás de pausas y silencios seguidos por palabras y frases desconectadas y repetidas, se esconden los traumas, rencores y las expectativas no cumplimentadas.
La época es distinta respeto a Beckett, pero el género humano no cambia en sus necesidades primarias. El género humano no para de comunicar, aunque ahora la comunicación ha cambiado respeto a la segunda mitad del ‘900.
El texto de Pablo Rosal Abascal subyace, probablemente, al cargo excesivo de comunicación que nos permea, desde las redes sociales hasta WhatsApp, desde los hashtags hasta las videoconferencias o los espectáculos y festivales online, aún más presentes en nuestra sociedad después de la pandemia.

El subtexto de Los que hablan – si se puede hablar de un subtexto en un espectáculo claramente antirrealista y anti naturalista – insinúa en una falta de comunicación real en nuestra sociedad digital, enmascarada de democracia de la red; lo insinúa, sin explicitarlo; lo insinúa mediante un juego de pausas, miradas (gestos que vienen del universo clown y bufonesco) entre los actores y es justo eso que rende esta función tan enigmáticamente poética. Pablo Rosal indaga, mediante el continuo juego de palabras, sobre el valor de la comunicación tan en la vida cuanto en el teatro.
¿De qué hablamos realmente entre nosotros? ¿Y porque tanta necesidad de hablar, de exprimirse sin parar, sin hacer una pausa, para pensar en lo que se dice, en como se dice y porque se dice algo? ¿Cuál es el trauma, el subtexto de tanta comunicación que lleva a una ausencia de escucha en una sociedad tan aparentemente democrática?
Toda esta abundancia de comunicación influye sin dudas en la manera de hacer teatro, y en la forma de comunicar en teatro y en las artes en general.

Como seres humanos pensantes tendríamos que dudar sobre lo que es más obvio, tendríamos que montar y desmontar todo lo que sabemos para encontrar una nueva lógica, una nueva manera de vivir. Si somos realmente distintos de los otros animales, si somos realmente seres que hablan, y no loros que repiten palabras que alguien le impone ¿porque seguimos en esta ruta echa de una falsa comunicación, vacía de significados y contenidos?
¿Cogito ergo sum o comunico ergo sum?
Ya, porque hablar es una cosa, escuchar y entenderse…es otra. Es exactamente lo que pasa a los dos personajes al final de Los que hablan: después de tanto hablar, uno de los dos, pide al otro, casi avergonzándose después de haber hablado tanto: ¿como estás?

El espectáculo se ha representado en el
Teatro de la Abadía
Calle de Fernández de los Ríos, 42 – Madrid
del 19 de enero al 7 de febrero 2021
martes a sábado, 20:30
domingos, 19:30
Los que hablan
texto y dirección Pablo Rosal
con Luis Bermejo, Malena Alterio
diseño de escenografía y vestuario Almudena Bautista
diseño de iluminación Valentín Álvarez
producción artística Ana Belén Santiago