Porque el feminismo es necesario sin vueltas y medidas tintas

Directo, sin filtros, crudo. Ideado y escrito por Agnés Mateus y Quim Tarrida, en escena en el Festival de Almada, una creación desconcertante e inquietante desde el primer minuto. Un espectáculo sobre el feminicidio que no deja cómodo al espectador.

«Oye mamá, ¿qué en el cole me llaman gilipollas…y a mi qué? A ti puta, y vieja.
Eres tan fea que cuando naciste tuvieron que pintar los vidrios de la incubadora.
Eres tan fea que ni el rímel se te correría en la cara.
¿Qué es una rubia teñida de moreno? Inteligencia artificial.
¿Cómo dar libertad a una mujer? Ampliándose la cocina.
¿Cuándo van a ir las mujeres a la Luna? Cuando haya que limpiar.
¿Y a Marte? Cuando hayan acabado con la Luna.
¿Qué es una mujer embarazada de una niña? Un kit de limpieza doble.
¿Qué le compraste a tu mujer por las fiestas? ¿Yo un collar, y tú? No, yo todavía la dejo suelta.
¿Qué hace una neurona en el cerebro de una mujer? Turismo».

Chistes solapados que hacen parte de nuestra cotidianeidad. ¿Quién no ha oído un chiste de esta tipología? Pero la pregunta justa no es esta, la pregunta correcta es: ¿porqué estos chistes todavía nos hacen reír?
Porque todavía vivimos en una sociedad machista. Y no se trata solo de un machismo y una violencia de género que se actúan en los denominados países en vía de desarrollo; o de una violencia y de una privación de derechos inducida evidentemente por determinadas religiones o por determinadas raíces culturales.

La violencia sobre la mujer en sociedades presuntamente más desarrolladas es casi más peligrosa, tratándose de una violencia solapada, presente en nuestra forma mentís sin que nos demos cuenta.
Agnés Mateus y Quim Tarrida no quieren entrar en una diatriba filosófica, antropológica y social sobre el porqué antiguos arquetipos siguen influyendo sobre la vida de las mujeres y de hecho este es el único elemento que falta en Rebota.

Todo se enfoca sobre la libertad de ser mujer, sobre la libertad de poder vivir sin miedo; no se trata solo del miedo de sufrir violencia, miedo de vestir en modo supuestamente provocador; miedo de volver desde la parada del bus hasta casa. Estamos hablando de un miedo inconsciente, inducido y furtivo: el miedo de replicar a una serie de frases, eslóganes, circunstancias cotidianas que se pegan como tatuajes en nuestra piel, que no se borran fácilmente, que se quedan allí, porque al final así es la vida, así es nuestra sociedad, así somos y no se puede cambiar, no merece la pena, mejor luchar para cosas más grandes, no son esas pequeñas microscópicas circunstancias que tenemos que defender.

Al final vestirla de rosa y ponerle pendientes cuando es bebé es una vieja costumbre que no cambia nada; al final si todos nuestros padres y abuelos han vestido las niñas como pequeñas muñecas lo han hecho porque es algo bonita de hacer; al final si cuando juegan el niño le toca el culo a la niña, es un niño, juega, ni se entera de lo que hace; decir que una mujer nace para limpiar es solo una broma, al final es solo una manera para reír, para disfrutarlo; al final es solo un sketch de televisión basura, tú sabes que no es así, eres inteligente, si los otros no lo entienden no es tu culpa y no puedes cambiarlo; al final, si ha aceptado trabajar por esa empresa qua la paga menos de sus compañeros hombres es su decisión, al final si llega a los 40 años y todavía no tuvo hijos es su decisión, hubiera podido pensarlo antes; al final si se casó con un idiota es únicamente y exclusivamente por su decisión.

Microscópicos pensamientos, microscópicas acciones, microscópicas células que se esconden en nuestro organismo, en nuestra mente y que se pueden extender como polvo sutil, ideas que empiezan a hacer parte del aire que respiramos, como el esmog. Y seguimos respirándolos, estos microscópicos pensamientos, hasta que nos contaminen, nos enfermen como una alergia, que se queda allí, y que al final… que quieres hacer, es una alergia, ¿no? Vivimos y respiramos de estos dichos como vivimos y respiramos el esmog y el polen. Y es justo esta mala respiración autóctona e inconsciente que permite que pase todo el resto. Que nos permite aceptar todo el resto. Al final es solo, simplemente un trampolín para la violencia y para el feminicidio. Es un puente invisible, pero presente.

Para Agnés Mateus ya no hay tiempo para indagar sobre todas las circunstancias y los retajes culturales e históricos que llevan al feminicidio. Ya no se puede esperar, ya es demasiado: «Lo que tenéis que hacer, lo que tenéis que hacer… Lo que tenemos que hacer es mandar a la mierda a la próxima persona que me diga lo que tengo que hacer!»

El texto es muy gritado, muy en estilo televisivo, muy en estilo de redes sociales. Es un texto pensado para llegar a la gente, para llegar a todos. Es un texto violento y vulgar, como lo es la violencia sobre la mujer, que se trate de violencia verbal, acoso, maltrato al curro, feminicidio. Para Mateus todo está al mismo nivel. Ya no hay excusas; ya nadie tiene que decir a las mujeres lo que tienen o que no tienen que hacer.

Claramente, dados esos presupuestos, no seremos seguramente nosotros a decir que hacer o que no hacer, pero lo único que falta es un análisis más profundo – antropológico e histórico – sobre todo lo que se dice. Pero es una decisión. Para la compañía catalana, Rebota rebota en tu cara explota es un acto político, es como una huelga. Una huelga teatral.

Muy fuertes todos los juegos de contraste y las imágenes sugeridas sobre todo en la segunda parte de la función. El personaje (supuestamente hombre–macho alfa) afila cuchillos – trasfondo: una de las canciones reggaetón más machista de los últimos diez años – cuchillos luego lanzados en un panel con violencia, mientras Mateus esconde su cara bajo la tierra como un avestruz; para luego ponerse ella misma pegada al panel mientras el mismo hombre le va tirando cuchillos.

Muy sutil el uso de videos que esconden cadáveres entre una pieza y la otra.
Un largo listado de las mujeres asesinadas cierra el espectáculo.
Un puñetazo final en el estómago.

El espectáculo se representó, dentro del Festival de Almada en el
Cine-Teatro da Academia Almadense, Auditório Osvaldo Azinheira
14-18 de julio 2021

Rebota, Rebota en tu cara explota
idea y dirección Agnés Mateus Y Quim Tarrida
reparto Agnés Mateus
creación y dirección Agnés Mateus Y Quim Tarrida
intérprete Agnés Mateus
espacio sonoro y audiovisual Quim Tarrida
producción en gira Elclimamola