Un pomeriggio di musica ai massimi livelli ha animato la programmazione de L’Auditori de Barcelona.

Una tarde de música al más alto nivel ha animado la programación de L’Auditori de Barcelona.

Si, a pesar de la pandemia y sus limitaciones, el invierno catalán da la posibilidad de experiencias culturales de valor absoluto en los teatros, museos y salas de conciertos, es sin duda esta última la más grande protagonista.

Barcelona tiene en L’Auditori un contexto en el que escuchar actuaciones encantadoras y capaz de realizar una programación siempre muy sugestiva y para demostrarlo ha sido el concierto del sábado pasado, Moviment perpetu, el que ha propuesto la excelente escucha de algunas hermosas composiciones como el ineludible Les criatures de Prometeu (Die Geschöpfe des Prometheus) de Beethoven, único ballet publicado por uno de los más grandes genes de la música occidental.

Adentrarse entre las composiciones menos conocidas de la obra beethoveniana da el sentido de cómo la historia moderna y las transformaciones fundamentales que la caracterizaron a partir del siglo XIX fueron sublimadas en música, la cual, precisamente gracias a Beethoven, empezó un nuevo sentido en la imaginación colectiva.

Terminada la temporada litúrgica del Barroco y la mozartiana difusión de una cultura musical popular, la “secularización” realizada por el genio alemán abrió las puertas al espíritu romántico con la traducción “en partitura” del streben y de los valores morales y de los ideales de toda una época. No por casualidad, los elementos constantes en Beethoven fueron el abismo, el sublime, la adhesión “sin sí y sin pero” al absoluto.

Beethoven no fue, sin embargo, sólo uno de los principales exponentes de la sensibilidad romántica, sino que fue uno de los más originales y profundos intérpretes consiguiendo relacionarse dialécticamente con ella, no aceptarla de manera descontada y poniéndo el Romanticismo en “crisis”. Adorno identificó perfectamente la magnitud de la música beethoveniana reconociendo en ella no la epopeya de la clase burguesa emergente y dominante en el Siglo XIX (como en Rossini), sino la tensión a su superación, el resultado musical de la insatisfacción con la sociedad y la conciencia del propio fracaso desgarrador.

La elección de Les criatures de Prometeu (Die Geschöpfe des Prometheus) no es sólo intrigante, porque escapa a las sonoridades que han consagrado Beethoven en el imaginario musical europeo, sino que resulta excepcional al testimoniar la grandeza de una obra realizada raramente y sólo en su Ouverture y, con respecto a la cual, la ejecución de la Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya fue magnífica, precisa y segura en responder a las curvas que caracterizan el edificio beethoveniano y al modo en que pasajes más soñadores se alternan con movimientos rápidos y anuncian el éxtasis de Prometeo.

La velada continuó con Concert per a dos pianos i orquestra en re m de Poulenc. Inicialmente sin freno – pero no en el sentido de demasiado – en el pronto rítmico, en el Concert se suceden momentos más meditativos a otros chistosos, pero siempre irónico, para luego cerrarse con un tercer movimiento en el cual la capacidad de tocar de conjunto de la orquesta y de los dos pianos se combina perfectamente con las melodías orquestales y los efectos ruidosos, antes del repentino y abrumador final.

Los dos pianos se quedaron para las Variacions sobre un tema de Paganini per a dos pianos, célebre composición corta de Witold Lutoslawski basada en el principio fundamental del canon musical occidental de la variación y en el cual las sugestiones bartokianas se despliegan en soluciones virtuosistas y exaltan las posibilidades del instrumento doble, y luego salir de “escena” para Variaciones concertantes, op.23, espléndida composición de Alberto Evaristo Ginastera basada en la constante variación de sugestiones musicales tomadas del imaginario folclórico argentino.

Por la impecable orquesta, los magníficos Josep Colom y Alberto Rosado en el piano y la excelente dirección, además de la dirección artística de L’Auditori, el elogio de haber reunido de manera coherente una tal cantidad de estímulos, manteniendo alta la calidad musical en estos tiempos oscuros.

L’Auditori
Lepant 150, 08013 Barcelona

Moviment perpetu
L.V. Beethoven: Les criatures de Prometeu (Die Geschöpfe des Prometheus), obertura del ballet, op. 43 (1801)
Francis Poulenc: Concert per a dos pianos i orquestra en re m (1932) 20′
Witold Lutoslawski: Variacions sobre un tema de Paganini per a dos pianos (1941) 6′
Alberto Ginastera: Variaciones concertantes, op.23 (1953) 24′

Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya (OBC)
PIANOS Josep Colom i Alberto Rosado
DIRECCIÓ Juanjo Mena (Per motius derivats de la pandèmia, el director Juanjo Mena substituirà al mestre Leonard Slatkin)
PRIMERS VIOLINS Raúl García, concertino assistent, Maria José Aznar, Sarah Bels, Walter Ebenberger, Ana Galán, Natalia Mediavilla, Anca Ratiu, Jordi Salicrú
SEGONS VIOLINS Alexandra Presaizen, solista, Emil Bolozan, assistent, Maria José Balaguer, Clàudia Farrés, Patricia Bronisz, Mireia Llorens, Melita Murgea, Josep Maria Plana
VIOLES Domingo Mujica, solista invitat, Josephine Fitzpatrick, assistent, David Derrico, Franck Heudiard, Michel Millet, Andreas Süssmayr
VIOLONCELS Olga Manescu, assistent, Vincent Ellegiers, Marc Galobardes, Jean-Baptiste Texier
CONTRABAIXOS Christoph Rahn, solista, Jonathan Camps, Albert Prat
FLAUTES Francisco López, solista, Bárbara Gálvez
OBOÈS Disa English, solista, Molly Judson, corn anglès
CLARINETS Larry Passin, solista, Francesc Navarro
FAGOTS Silvia Coricelli, solista, Noé Cantú
TROMPES Juan Manuel Gómez, solista, Joan Aragó, Juan Conrado García, assistent
TROMPETES Angel Serrano, assistent, Adrián Moscardó
TROMBONS Gaspar Montesinos, assistent, Vicent Pérez
TUBA Daniel Martínez
TIMBALES Marc Pino
PERCUSSIÓ Ignasi Vila
ARPA Magdalena Barrera, solista